RETÓRICA POLÍTICA
ALBERTO ROCHA VÁZQUEZ
LA DESVERGUENZA Y CINISMO DESCOMUNAL
DE PABLO FERNÁNDEZ DEL CAMPO
Se requiere
de una gran desvergüenza y cinismo descomunal para pedir clemencia, pero a Pablo Fernández del Campo Espinoza, eso
se le da natural.
Ahora resulta
que luego de haber vendido de manera descarada las candidaturas a las alcaldías
y diputaciones locales, y de haber jugado a perder en la mayoría de municipios
y distritos locales, el disque dirigente del comité estatal del PRI -ahora nueva chiquillada en la
entidad- pide clemencia a sus correligionarios y que solo vean hacia adelante.
Que descaro.
Es totalmente
para Ripley, bueno ya ni tanto
porque cada vez se ven más casos de personajes como Pablito, que se conducen
sin el mínimo recato.
No obstante
que algunos priistas amenazaran con denunciar al flamante diputado local electo
–vía plurinominal- por enriquecimiento ilícito, fraude y desvío de recursos, y
otros tantos lo acusan de haber vendido a su partido –aunque solo lo dicen el
corto, ante la falta de valor- a Fernández del Campo solo se le ocurre pedir
que se olviden del proceso electoral que pasó hace dos semanas y que “se
fortalezcan para el futuro”.
En serio, que
desfachatez.
Si de verdad
Pablito quiere que los priistas se olviden de las abominaciones que hizo, y si
tiene un poco de vergüenza que renuncie ya a la dirigencia estatal del
tricolor, que renuncie también a la diputación local pluri y que entregue
cuentas claras a los militantes de su partido.
Ese sería un
verdadero gesto de ética política, sería un mensaje más que positivo a los
priistas y al electorado puesto que –ambos, priistas y electorado- están
cansados de ver ese tipo de barbaries en cada proceso electoral.
Está claro –y
eso también lo comentan los priistas en corto- que aquí el menos culpable fue
puebla Unida y todos los personajes que intervinieron en ella, pues en una
contienda todo se vale, y Puebla Unida
supo unir a las diferentes fuerzas políticas, cuando por el contrario el PRI y su dirigencia no supieron unificar
ni siquiera a sus propios militantes.
Es por eso
que piden la cabeza de Pablo Fernández,
piden que su dirigencia nacional haga algo ya, aunque saben que lo hará para
que en la próxima elección federal intermedia el revolucionario gane el carro
completo, saben que Enrique Peña Nieto
también buscará su Congreso para poder gobernar con un margen amplio, solo
piden congruencia y un castigo rápido para su pésimo dirigente.
Los priistas
solo darán borrón y cuenta nueva si Pablo demuestra un poco de dignidad y
renuncia a la legislación local, solo si Pablo se somete a una auditoría y es
castigado por los malos manejos que presuntamente hizo y que saltaron a la
vista, ya que la entrega de prerrogativas hoy más que nunca fue turbia.
En muchos de
los casos, se dice, no entregó más que en especie el recurso que entrega el IFE y que proviene de los impuestos que
todos pagamos, siendo la entrega de ese dinero en cantidades irrisorias, esto
sin contar lo que recibió de cuotas y pagos extraordinarios como de sondeos,
estudios demoscópicos y otros inventos.
Está claro
que Pablito se ganó a pulso que muchos priistas ya lo vomiten. Aun cuando no
todos se lo han demostrado, no tardarán en manifestarle el repudio
generalizado.
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