RETÓRICA POLÍTICA
ALBERTO ROCHA VÁZQUEZ
MALAS ESTRATEGIAS Y FALSOS ACUERDOS
Tanto se
habló de posibles acuerdos entre los principales partidos políticos del país, PRI y PAN, para repartirse las curules en todos los estados de la
república, que solo resultó cierta la máxima que una mentira puede poner en duda
todas las verdades.
Y la verdad
es que los supuestos acuerdos solo fueron eso, supuestos, porque simplemente el
poder no se comparte.
Cuando muchos
creyeron que Peña y Moreno Valle
–hablando de la política aldeana- se sentaron a negociar diputaciones federales, la verdad es que no hubo tales acuerdos.
La estrategia
priista fue dejar hasta el último momento las bombas, los misiles que
destruyeran las campañas panistas, al menos en Puebla.
En algunos
casos fueron misiles bien dirigidos, en otros –los más- no hubo necesidad,
porque la mayoría de los candidatos a una legislatura federal por el albiazul se
echaron a la hamaca, durmieron el sueño de los justos, creyendo ciegamente que
su distrito estaba negociado.
Por ello,
guardaron todos los recursos que se les dieron para asegurar la elección,
pensando que no sería necesario seguir comprando conciencias; sumergidos en sus
increíbles egos decían que ya estaba armado el tamal.
Está de más
explicar en cuales casos se tenía la orden de ganar a como fuera, basta con
repasar los nombres en la lista de candidatos propietarios y suplentes para
saber en cuales distritos había que poner especial énfasis.
La triste
realidad es que no se cumplió, al menos hasta el momento, con la encomienda.
Distritos
como el X y el VII, que forman parte de la prioridad para el proyecto nacional
de Rafael Moreno Valle difícilmente
se ganarán por las pésimas estrategias de sus candidatos y sus endebles equipos
de campaña.
En ambos
distritos, se sumaron una serie de factores que hasta el momento colocan a esos
candidatos en segundo lugar, de acuerdo a lo que marcan los llamados momios,
pues dejaron de hacer campaña, se enquistaron en un rutinario proselitismo que
solo los llevó a dar vueltas en el mismo lugar.
En pocas
palabras, se fueron por la fácil, y en Cholula
no bastó con que el PRI eligiera a
una candidata que aunque tiene buena aceptación en parte de la cabecera
distrital, no fue apoyada con recursos ni por verdaderos líderes de la región;
además que no contaron con la excelente campaña que hizo Luis Alberto Arriaga, quien con un discurso claro y conciso se fue
ganando la aceptación de los electores, vaya que mejor Erika de la Vega se vio más activa y motivada, sin tantos recursos.
No fue
suficiente para Migue Huepa, que Matilde Roldán se ganara a pulso la
fama de déspota, pues fueron muchos cholultecas
que presenciaron cómo les gritaba a sus ayudantes afuera de su panadería,
tronando los dedos en una actitud triunfalista, pues –dicen- ya se siente
diputada.
Lo mismo le
pasó a Mario Rincón, que aún con los
shows cómicos, mágicos musicales de Alejandro
Armenta, y con las sendas denuncias totalmente documentadas en su contra,
aún no tiene nada segura la victoria en aquel distrito.
Lo malo para
ambos, Migue y Mario, es que fue su soberbia quien los llevó hasta donde están;
tronándose los dedos, esperando un milagro, pidiendo al creador que el día 7 se
ejecute un implacable operativo de movilización para que voten a su favor.
Pues de no
ser así, estarían entregando pésimos resultados que pondrían en riesgo sus
carreras políticas, y para Huepa Pérez aún más está en riesgo, pues dos de sus
tres cuentas públicas aún no son aprobadas por el Congreso del Estado.
Dicen que en
política nada está escrito, en los días restantes de campaña y el día 7 pueden
pasar muchas cosas. Aquí el asunto es que pudieron evitarse llegar hasta el
borde del abismo si tuvieran cerca a auténticos operadores, no aduladores
profesionales que solo saben endulzar el oído.