RETÓRICA POLÍTICA
ALBERTO ROCHA VÁZQUEZ
AGÜERA Y EL CAMBIO LAMPEDUSIANO
Lo que escribiera
Giuseppe Tomasi di
Lampedusa en la novela “El Gatopardo”, una de las grandes obras
de la literatura italiana del siglo XX, e inmortalizara la frase “Si queremos
que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, parece que sigue
vigente hasta nuestros tiempos.
El “gatopardismo”
o un cambio lampedusiano, es aquel
que describe un círculo y vuelve a colocar las cosas en su punto de partida, y
eso es lo que pretende hacer el PRI
–al menos en nuestro estado- con el impulso que varios grupos priistas buscan
para hacer que llegue Enrique Agüera
Ibañez a la dirigencia estatal del tricolor.
Tomando en cuenta que quienes pretenden el arribo del ex
rector y ex candidato perdedor a la alcaldía poblana, son José Doger, Sandra Montalvo, Héctor Sulaimán, Bárbara Ganime, Claudia
Hernández, Alberto Barranco, Víctor Giorgana, Maritza Marín -otros
perdedores- y el propio Pablo Fernández
del Campo, el resultado sería el mismo.
El PRI Poblano
tendría un cambio de dirigencia, pero todo seguiría siendo igual, o incluso
peor. El ex rector de la BUAP no
tomaría decisiones propias, tendría que obedecer a ese grupúsculo que busca
imponerlo en el CDE.
Y las ordenes radicarían en otras imposiciones, pensando
principalmente en las próximas elecciones federales intermedias, ya sea para
los mismos personajes en cuestión o sus gentes cercanas.
Para el caso, el resultado resultaría el mismo, los mismos
priistas de siempre, perdedores y/o arribistas, narcisistas y ególatras.
Políticos, si es que se les puede llamar así, que no acaban de entender que las
formas de hacer POLÍTICA ya
cambiaron, y que el “gatopardismo”
es una práctica del siglo pasado.
Si llega Enrique Agüera
a la presidencia del comité estatal del PRI,
tendría que hacerlo sin la sombra de los arriba mencionados, y menos aún de Pablo Fernández del Campo, porque sería
tanto como darle continuidad a la dirigencia más nefasta que recuerdan los
priistas.
Si de verdad Pablito no quiere seguir haciéndole daño al
revolucionario, debería entregar cuentas claras a sus militantes y a la
ciudadanía, y evitar declaraciones absurdas que son burlas para la inteligencia
de la gente.
Porque cuando dice que debe castigarse a los traidores,
chaqueteros, chapulines, etc, lo que está haciendo es describirse a la
perfección, y entonces tendría que ser el primero en ser castigado por el Comité Ejecutivo Nacional priista, algo
que de ser así, podría costarle incluso su libertad, porque es un vox populi
que el manejo que hizo de las prerrogativas y las cuotas es total y
absolutamente turbio.
Sino despiertan esos que se dicen priistas y permiten que se
sigan llevando a cabo las mismas prácticas añejas y obsoletas, seguramente
verán desaparecer a su partido que ahora en Puebla ya es parte de la llamada “chiquillada”.
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