domingo, 4 de agosto de 2013

AGÜERA Y EL CAMBIO LAMPEDUSIANO

RETÓRICA POLÍTICA

ALBERTO ROCHA VÁZQUEZ

AGÜERA Y EL CAMBIO LAMPEDUSIANO

Lo que escribiera Giuseppe Tomasi di Lampedusa en la novela “El Gatopardo”, una de las grandes obras de la literatura italiana del siglo XX, e inmortalizara la frase “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, parece que sigue vigente hasta nuestros tiempos.

El “gatopardismo” o un cambio lampedusiano, es aquel que describe un círculo y vuelve a colocar las cosas en su punto de partida, y eso es lo que pretende hacer el PRI –al menos en nuestro estado- con el impulso que varios grupos priistas buscan para hacer que llegue Enrique Agüera Ibañez a la dirigencia estatal del tricolor.

Tomando en cuenta que quienes pretenden el arribo del ex rector y ex candidato perdedor a la alcaldía poblana, son José Doger, Sandra Montalvo, Héctor Sulaimán, Bárbara Ganime, Claudia Hernández, Alberto Barranco, Víctor Giorgana, Maritza Marín -otros perdedores- y el propio Pablo Fernández del Campo, el resultado sería el mismo.

El PRI Poblano tendría un cambio de dirigencia, pero todo seguiría siendo igual, o incluso peor. El ex rector de la BUAP no tomaría decisiones propias, tendría que obedecer a ese grupúsculo que busca imponerlo en el CDE.

Y las ordenes radicarían en otras imposiciones, pensando principalmente en las próximas elecciones federales intermedias, ya sea para los mismos personajes en cuestión o sus gentes cercanas.

Para el caso, el resultado resultaría el mismo, los mismos priistas de siempre, perdedores y/o arribistas, narcisistas y ególatras. Políticos, si es que se les puede llamar así, que no acaban de entender que las formas de hacer POLÍTICA ya cambiaron, y que el “gatopardismo” es una práctica del siglo pasado.

Si llega Enrique Agüera a la presidencia del comité estatal del PRI, tendría que hacerlo sin la sombra de los arriba mencionados, y menos aún de Pablo Fernández del Campo, porque sería tanto como darle continuidad a la dirigencia más nefasta que recuerdan los priistas.
Si de verdad Pablito no quiere seguir haciéndole daño al revolucionario, debería entregar cuentas claras a sus militantes y a la ciudadanía, y evitar declaraciones absurdas que son burlas para la inteligencia de la gente.

Porque cuando dice que debe castigarse a los traidores, chaqueteros, chapulines, etc, lo que está haciendo es describirse a la perfección, y entonces tendría que ser el primero en ser castigado por el Comité Ejecutivo Nacional priista, algo que de ser así, podría costarle incluso su libertad, porque es un vox populi que el manejo que hizo de las prerrogativas y las cuotas es total y absolutamente turbio.



Sino despiertan esos que se dicen priistas y permiten que se sigan llevando a cabo las mismas prácticas añejas y obsoletas, seguramente verán desaparecer a su partido que ahora en Puebla ya es parte de la llamada “chiquillada”.

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